viernes, diciembre 26, 2008

El éxito -por fin- hace noticia

No es usual que la noticia de un no-desastre aparezca en la primera página de un periódico. importante Pero por fin sucedió: en la primera página de El Espectador de hoy 26 de Diciembre aparece una pequeña nota titulada "Bogotá resistió el invierno", que remite a un reportaje bien destacado de la periodista María Camila Peña sobre "¿Por qué no se inundó la ciudad este invierno?". Es muy importante que la gestión del riesgo sea noticia cuando tiene éxito y no solamente cuando fracasa. Muchas veces, a pesar de que se materializan amenazas de distinto origen (fuertes lluvias, sismos, etc.), no ocurren desastres, no simplemente porque sí, sino porque detrás existe un conjunto de esfuerzos institucionales y sociales que le permiten a un determinado territorio absorber sin traumatismos los efectos de esas amenazas. En otras palabras: si el techo no tiene goteras, un aguacero no tiene por qué producir un desastre. Pero, precisamente porque no se produce desastre, esos esfuerzos no saltan a la luz. Por el contrario, basta que fallen, para que la noticia ocupe los titulares.
Inundación en el sector de La Florida (occidente de Bogotá), hace un par de años.
Comentario adicional: el mencionado reportaje les atribuye todos los méritos de esta gestión del riesgo exitosa a las obras de infraestructura que ha realizado el Acueducto en la cuenca del río Tunjuelito (lo cual en gran parte es así), pero no menciona los esfuerzos que esa misma empresa y otras instituciones distritales (la Secretaría de Ambiente, la DPAE) y varias organizaciones de la sociedad civil, como la Red de Humedales, vienen realizando en Bogotá para recuperar sus humedales y para que ríos y quebradas puedan ejercer su derecho a fluir. Y claro, para proteger la integridad de los cerros de la ciudad. La obras de infraestructura son necesarias pero no suficientes. Cuando un matrimonio falla por problemas en la comunicación entre los cónyuges, no basta con mandar a reforzar la cama para salvar la relación. Se necesita reestablecer el diálogo, y eso es lo que, desde hace algunas de décadas, viene intentándose hacer en Bogotá: establecer un diálogo entre el desarrollo urbano y eso que en los documentos oficiales se denomina "estructura ecológica principal". Ese diálogo no es todo lo fluido y decisorio que se quisiera, pero por lo menos se intenta, con resultados tangibles como los que hoy resalta El Espectador. (La ausencia total de ese diálogo es la marca predominante en otras capitales suramericanas).
Humedal de Tibabuyes o Juan Amarillo.
Una pregunta: ¿Por qué en la versión digital del periódico no aparecen las ilustraciones que acompañan al reportaje en la versión impresa? Habiendo tanto que contar con fotos, las tres que publican en el periódico son bastante flojas (estas de arriba son mías), pero la infografía sí es muy interesante y se la pierden quienes leen El Espectador por internet.